miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hambre para muchos, ganancia para pocos

Por Amparo Ruiz


La crisis alimentaría global, es una de las grandes preocupaciones. Pero ¿Por qué se ha producido un alza tan significativa en el precio de los alimentos?, ¿Todos se perjudican?, ¿Hay quienes ganan?
Por todo el mundo siguen aumentando los precios de los alimentos y los países más vulnerables se encuentran en situaciones intolerables, las hambrunas, combinadas con sequías o inundaciones, efectos perversos del cambio climático.

¿Por qué el aumento de los precios en alimentos?

Según afirmó el director general del Programa Alimentario Mundial de las Naciones Unidas, Jacques Diouf, los factores que han conducido a esta repentina subida de los precios son: “una bajada de la producción debida al cambio climático, niveles de existencias sumamente bajos, un consumo más elevado de las economías emergentes como China y la India, el altísimo coste de la energía y el transporte y, sobre todo la demanda, cada vez más alta, de producción de biocombustibles”.
Sin embargo, el ministro consejero de la Misión Permanente de Cuba en Ginebra, Jorge Ferrer, enfatizó ante el Consejo General de la Organización Mundial de Comercio (OMC): “las causas no sólo pueden buscarse en los biocombustibles o problemas climáticos, sino también en la desigualdad de la liberalización de la agricultura en los países ricos y en vías de desarrollo en los últimos 30 años. Por décadas los organismos financieros y comerciales internacionales promovieron políticas que socavaron las producciones nacionales de alimentos, inversión en la agricultura, apoyo a los campesinos y pequeños agricultores y el papel de los Estados”.
A pesar de las distintas explicaciones que se dan en relación a la crisis alimentaria mundial, es importante resaltar que no es una cuestión meramente coyuntural. La co-coordinadora del ¿Adonde va el comercio justo?, Esther Vivas afirmó en el artículo ¿Quién gana con la crisis alimentaria mundial? que esta crisis responde al impacto de las políticas neoliberales que se vienen aplicando desde hace treinta años a escala global. Liberalización comercial a ultranza a través de las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio y en los acuerdo de libre comercio y las políticas de ajuste estructural, el pago de la deuda externa, la privatización de los servicios y bienes públicos son sólo algunas de las medidas que se han venido imponiendo por parte del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en las últimas décadas en los países del Sur.
“Unas políticas que han permitido la invasión de estos mercados por productos del agrobusiness del Norte altamente subvencionados y que han acabado con la agricultura y la ganadería autóctona; reconvirtiendo y privatizando tierras destinadas hasta el momento al abastecimiento local en tierras de producción de mercancías para la exportación. Unos territorios en manos de la agroindustria, quien ha sacado provecho de una mano de obra barata y de una laxa legislación medioambiental, fomentando una agricultura y ganadería intensiva, desnaturalizada, drogodependiente (por el alto uso de pesticidas) y donde el beneficio económico se antepone a los derechos sociales”, agregó Vivas.

¿Quienes ganan?


La crisis alimentaria mundial afecta a mucha gente, pero las empresas del agronegocio, los comerciantes y especuladores mundiales se están aprovechando de la situación para llevarse su buena tajada.
Son las multinacionales que monopolizan cada uno de los eslabones de la cadena de producción, transformación y distribución de los alimentos las que resultan favorecidas con la crisis. No es casual que los beneficios económicos de las principales multinacionales de semillas, de fertilizantes, de comercialización y transformación de la comida y de las cadenas de la distribución, no han parado de aumentar.
En el rubro de la semilla y los agrotoxicos, en muchos casos son las mismas empresas las que monopolizan los mercados: a nivel global, Monsanto es la principal empresa de semillas comerciales y la quinta en agrotóxicos. Bayer es la primera en agrotóxicos y la séptima en semillas, Syngenta la segunda en agrotóxicos y la tercera en semillas, Dupont la segunda en semillas y la sexta en agrotóxicos. Junto a BASF y Dow (tercera y cuarta en agrotóxicos), estas seis empresas controlan el total de las semillas transgénicas en el mundo.
Las que dominan más del 80 por ciento del comercio mundial de cereales: Cargill, ADM, ConAgra, Bunge, Dreyfus; todas han tenido ganancias absolutamente impúdicas, gracias a la escasez de alimentos, la promoción y subsidios a los agrocombustibles y el alza de los precios del petróleo (los agrotóxicos son petroquímicos).
Pero lo más preocupante de esta situación, no son únicamente las impúdicas ganancias de estas multinacionales, sino que según informó la FAO, muere por hambre una persona cada 3,6 segundos y, de ellas, el 75 por ciento son niños. Cifras sumamente escalofriantes cuando el objetivo de las Naciones Unidas para este nuevo mileno que estamos viviendo es la erradicación de la pobreza.

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