Muros
Por Ceci CastilloSi sos pobre: atrás del muro. Si tenés una ideología diferente: atrás del muro. Si tu religión no es la mía: atrás del muro. Si tu elección para mí es incorrecta: atrás del muro Si desafias: te pones contra el muro…pero arrodillado.
Muros, muros y más muros.
Esos donde muchos nazis ponían a sus enemigos que contaminaban su nacionalismo morboso, esa raza que no pertenecía a la humanidad. Allí en esos muros, la muerte los saludó brutalmente.
Esos muros que rodeaban las miradas de aquellos que fueron sometidos a las peores de las torturas humanas: el de ser juzgados por su identidad. También esos otros que dividieron un país entero: 45 kilómetros de muro que separaba a la Alemania Oriental (Comunista/Democrática) de la Occidental (la Alemania Federal). Muro al que se lo apodó como “de protección antifascista” así también como “Muro de la Vergüenza”. Muro que fue creado en 1961 por el Partido Socialista Unificado en Alemania (Oriental), aunque 28 años más tarde ese muro empezó a caer, pero dejó sus huellas. Los yankees también creyeron que la solución para que no ingresen inmigrantes de manera ilegal era crear una muralla (en este caso no de ladrillos, sino alambres electrificados) en su frontera con México para que no entren los mexicanos y centroamericanos. Y sí, es imposible atravesar ciertos obstáculos, pero el mar fue la vía de escape de muchos… algunos llegaron a destino y muchos más murieron en el intento. Este otro muro de la muerte fue creado en 1994.
¿Creen que en Argentina no hay muros tan vergonzosos como estos?: Si creen que no, están equivocados. La diferencia está en que el uso de estos muros en nuestro país es el intentar esconder algo, pero muy por el contrario no se oculta nada y no solo que no cumple el objetivo con lo que fueron pensados, porque no esconde pero si aísla, y al aislar, también mata. En abril de este año, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, ordenó la construcción de un muro (de aproximadamente 15 cuadras) que separaría: de un lado el exclusivísimo barrio de La Horqueta (San Isidro), y del otro, uno de los tantos sectores de bajos recursos, Villa Jardín (San Fernando).
El objetivo de este Sr. de Zona Norte (Dato importante: tiene bigote) era combatir la delincuencia. O sea que Posse, como tantos otros, creen en esa frase de “ojos que no ven, corazón que no siente”, pero lamentablemente el corazón sí siente, y la realidad por más ocultada que esté…está. Por suerte, muchos vecinos -no precisamente los horquetenses-, hicieron barullo a tal punto que la reacción llego a manos de un juez que prohibió que se siga construyendo esta clase de discriminación con ladrillos. Pero ojo, porque no todos los muros son ladrillos con grafitis: algunos son un irónico homenaje a la indiferencia, como el nuevo “Dot Baires Shopping”.
Descripción del Dot, por el propio Dot: Centro comercial que cuenta con amplios espacios verdes que pueden ser apreciados desde los diferentes niveles del shopping, cuenta con una zona de entretenimiento al aire libre, una cascada que cae por la pared que cierra el edificio “ideal para apreciar los diferentes tonos de verde, el agua cayendo y el cielo, mientras se pasea por el centro comercial”. Pero no todo es lujo, glamour y tarjetas de crédito, porque detrás de este mega shopping esta la Villa Mitre (conocido también como Barrio Mitre). Fue fundado como un barrio de emergencia por un incendio que había ocurrido. Se comenzaron a construir monoblocks sobre la Calle Melián para que los que vivían en el Mitre pudieran acceder a hogares dignos y así eliminar por completo este Barrio, pero esto nunca sucedió y la gente sigue viviendo allí… como puede. ¿Alto contrastante no?... por lo menos mis ojos se irritan ante esta imagen. Existe una gran trampa en el mundo y es el querer hacer creer que lo que se pierde ante la mirada pierde su existencia, y no es así: alambres, ladrillos, shoppings… y hasta la manera que muchos tienen de evitar la realidad: esa manera que vive ese “otro” no perteneciente a un “nosotros” y que lo necesario es tapar...pero la realidad NO SE ESCONDE, ni se evita, por más que esté detrás de una muralla.
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