miércoles, 7 de octubre de 2009

Centros psiquiátricos porteños, un atentado a la dignidad humana

Por Bárbara Juri


El Neuropsiquiátrico José Tiburcio Borda y Braulio Moyano alojan a 2.000 personas con enfermedades psiquiátricas. Se realizan, en promedio, alrededor de 1.000 consultas ambulantes diarias. Hoy, en el Hospital Borda hay 1160 pacientes y para obtener turno la espera puede llegar a los cuatro meses. La superpoblación es explicada por la médica y Jefa de Planta, Cristina Zazzi: “Hay pacientes crónicos que pueden vivir en su casa con su familia, sin dejar el tratamiento. Son pacientes que no debieran estar en el hospital pero no tiene un lugar que le brinde una modalidad de tratamiento que le sirva. El hospital es para la asistencia de lo que pueda resolver y no para el problema social, para eso deberían estar los hogares, las casas de medio camino”. Precisamente estas son las instituciones que brillan por su ausencia o que funcionan mal.
Falta medicación, material quirúrgico, suministro de gas, electricidad, frazadas, toallas femeninas, jabones, desodorantes son grandes ausencias que complican la atención. Son hospitales que tienen problemas edilicios por la falta de mantenimiento. Para Zazzi, el deterioro viene desde hace 30 años. “Lo que falta cíclicamente son medicamentos. A veces no hay dinero, entonces determinadas medicaciones no se compran. Si se corta el tratamiento es probable que el paciente tenga una recaída y una internación, no se puede cortar la medicación de un día para el otro”, resaltó la médica.
La falta de personal es otro punto sensible: Hay 25 psicólogas para más de mil pacientes, las enfermeras no dan abasto y muchas veces lavan la ropa de cama e higienizan los servicios porque no hay mucamas. Desde el Ministerio de Salud porteño se reconoce una crisis en la Salud Mental, la necesidad de reconversión y los pacientes crónicamente internados.
Ley de Salud Mental se sancionó en el año 2000, se reglamentó en el 2004 y recién en el 2008 se comenzó a controlar su cumplimiento. Nada más ni nada menos que ocho años de ausencia estatal en algo de fundamental importancia. Su principal objetivo es el de garantizar el derecho a la salud mental de todas las personas en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires que implica una dinámica de construcción social, y está vinculada a la concreción de los derechos al trabajo, al bienestar, a la vivienda, la seguridad social, la educación, la cultura, la capacitación y un medio ambiente saludable. Más allá de anuncios de cierres, promesas, modernizaciones y arreglos, desde el punto de vista moral y ético, se está atentando contra la dignidad humana.

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